—Mi amor —susurró, parpadeando de forma coqueta—, eres demasiado paranoico.
Su voz, suave y persuasiva, llenó la habitación mientras caminaba alrededor de su silla para pararse detrás de él—. ¿Sabes lo que se siente, tener las alas cortadas? —Su voz estaba teñida de una tristeza leve—. La Casa Thorne me ha limitado, me mantienen bajo su pulgar. No me dejan expandir mi negocio, mi influencia. Es como si tuvieran miedo de lo que podría llegar a ser si salgo de su sombra.
Asher se mofó, entrecerrando aún más los ojos—. ¿Y por qué no habrían de hacerlo? Aportas riqueza y fama para ellos. No querrían perder un activo tan valioso.
Kira asintió, un suspiro escapó de sus labios—. Entiendo eso. Pero, ¿de verdad se puede culpar a un pájaro por querer volar?
Sin embargo, Asher no estaba del todo convencido. Dio un lento movimiento de cabeza, el escepticismo marcando sus rasgos—. ¿Por qué confiaría en algo que una mujer como tú dice?