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Cuando el Kraken surgió de las profundidades, un silencio aturdido cayó sobre el campo de batalla, una calma espeluznante antes de la tormenta. Los guerreros de la Casa Thorne y sus aliados miraron, con los ojos muy abiertos y horrorizados, la monstruosa aparición que se alzaba ante ellos.
El Kraken era un colosal behemot de las profundidades, un titán acuático que sembraba el terror en el corazón de aquellos que lo contemplaban. Su cuerpo se asemejaba al de un cangrejo titánico, abarcando más de cien metros de longitud y eclipsando fácilmente a cualquier barco que se atreviera a navegar los mares abiertos.
Sus colosales patas, cada una gruesa como un masivo roble y cubierta de quitina blindada, se extendían hacia afuera en una aterradora exhibición de amenaza depredadora.