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Una tensión palpable todavía llenaba el aire. Todas las miradas estaban fijas en la plataforma donde la reina y su consorte se miraban el uno al otro con expresiones indescriptibles, aunque era evidente que sus estados de ánimo eran muy distintos a cuando entraron.
Los delegados, quienes esperaban un desenlace desastroso, ahora estaban en un silencio atónito, con las mandíbulas abiertas, luchando por comprender lo que acababan de presenciar. Jamás en sus vidas ni en la historia de este reino habían presenciado o escuchado algo así.
Sin embargo, ninguna de sus reacciones fue tan intensa como la de Rebeca. ¡Las palabras del Examinador Real eran tan claras como podían ser... Era algo más que simplemente una unión perfecta!
Aunque quisiera quejarse, no puede, ya que sería como faltarle el respeto al Examinador Real y a sus palabras.