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Lo primero que Astaroth notó, después del aire húmedo, fue el espeso follaje de los árboles a su alrededor. Había flores, arbustos y lianas dondequiera que giraba su cabeza.
Entonces, para ayudarse a avanzar, sacó su espada corta y la usó como un machete improvisado para cortar la vegetación.
Astaroth avanzaba con cautela, manteniendo su mana a todo gas constantemente. Esa era la razón por la cual notó algunas peleas que se desataban a su alrededor.
Podía sentir y ver el mana fluctuar en lugares a su alrededor, encendiéndose y siendo absorbido, perturbando el flujo natural.
Astaroth redujo su detección, intentando enfocarse en los pocos metros a su alrededor, para no ser emboscado. Caminaba sin un sendero definido, tratando de evitar las zonas de combate.
Eso lo llevó a zigzaguear a través del bosque, sin acercarse mucho al final de la zona. La presidenta no bromeaba cuando dijo que la zona sería grande.