Meat-Shield no tuvo la suerte de aterrizar lejos del conflicto, en el espacio mental al que fue arrastrado.
Apareció bajo el vientre del enorme dragón marrón, que resistía bajo un constante flujo de ataques, provenientes de una nube amenazante de niebla oscura. La forma de la niebla era extraña, parecía un dragón bípedo, cuyo cuello era anormalmente grueso.
Sus dos patas delanteras arañaban la piel del dragón marrón, mientras él se preparaba en defensa. Sus alas estaban plegadas en su espalda, tratando de cubrir el área más débil de su armadura escamosa.
La cara del dragón estaba bajo su cuerpo, y cuando vio aparecer al Enano, sus ojos se entrecerraron.
Cara a cara con el semblante del dragón, Meat-Shield casi se cae de culo mientras retrocedía y tropezaba con sus propios pies.
—¡Estoy aquí para ayudar! ¡No soy el enemigo! —exclamó apresuradamente.
El dragón resopló en respuesta antes de hablar en su mente.