El suelo a los pies de David comenzó a temblar ligeramente, hasta que se abrió una grieta, una mano perforando la tierra compactada. Una neblina púrpura cubría la mano, con armadura de acero cubriendo cada dedo.
Mientras David estaba concentrado en invocar a Ratma, su Caballero de la Muerte, algunos Goblins vivos se colaron a través del cerco, porque sus muertos vivientes dejaron de moverse.
—¡David! ¿Pero qué coño estás haciendo, tío? —gritó Alex.
Desde el rincón de su ojo, podía ver una mano perforando el suelo, pero le tomó un momento darse cuenta de a quién pertenecía esa mano.
David podía ver que lo que estaba haciendo les estaba causando problemas. Pero si invocaban a Ratma, sus problemas disminuirían a tal grado que podrían limpiar este campamento en un santiamén.