El chico del pelo verde notó una mesa de madera en el otro extremo de la habitación y comenzó a correr hacia ella lentamente y con firmeza sin tocar el puñal en su pecho.
—V-Vas a pagar... en cuanto mi maestro se entere —se habló a sí mismo en tono bajo, pero Anon lo escuchó alto y claro debido a sus sentidos mejorados.
—Dios mío, ¿dónde incluso metes esa gran actitud tuya en ese cuerpo tan pequeño? —Anon dijo mientras se giraba rápidamente y lanzaba el puñal hacia su pierna derecha con agilidad.
*Kachk*
—Ahhhhhhhhhh... me dueleeeee —gritó cuando el puñal se clavó en su muslo derecho.
—¿Qué pensabas, que sería tan fácil conseguir la poción curativa?
—Mierdaaaaaaaa... —se levantó llorando y comenzó a caminar de nuevo.
—¿Quieres intentarlo? —Anon dijo mientras mostraba un puñal corto a Diana.
Diana dudó en un principio, pero después recordó lo que los humanos le habían hecho a ella y a su raza pasar y tomó el puñal de la mano de Anon y lo lanzó.
*Stab*
—Puuuuuuuuutaaaaaaaa... —gritó fuerte cuando esta vez el puñal perforó su pierna izquierda cerca del talón.
—Oooohhh... esa debe haber dolido —Anon dijo con cara de salvaje.
—Ya dio toda la información, por qué lo torturas más, solo termínalo —Diana habló con cara seria.
Anon tomó otro puñal del banco detrás de él y habló...
—Si quieres gobernar un reino necesitas corazón de acero y voluntad de hierro. Los débiles con sentimientos por su enemigo morirán o serán traicionados al final —Anon dijo con una sonrisa y lanzó otro puñal que dio en el trasero derecho del chico del pelo verde.
—Ahhhhhhhh....
—Tu... —Diana estaba a punto de decir algo, pero para probar su voluntad como reina también tomó un puñal de la mesa y lo lanzó.
*Stab*
Esta vez el puñal perforó su trasero izquierdo.
—Noooooo... por favorrrrrr me duele —lloró.
—Puede que no lo sepas, pero... yo he pasado por una traición y no me gustó ni un poco, así que esta vez no será lo mismo —Diana dijo esto y salió de la habitación.
—Vaya vaya, parece que alguien estaba enojado —Anon habló con una sonrisa.
—Sí... He llegado a la mesa —El chico del pelo verde sacó una poción curativa del gabinete de la mesa y la bebió.
—Vaya... felicidades —Anon se acercó a él mientras aplaudía y sonreía con suficiencia.
Tan pronto como bebió la poción, cada herida en su cuerpo se recuperó como si nunca hubiera estado allí.
—P-Puedo irme ahora, ¿verdad? —preguntó con una sonrisa.
—¿Quién dijo eso? —Anon destrozó todos sus sueños en una frase.
—P-Pero dijiste que podría irme una vez obtenga-
—Parece que has malentendido algo déjame repetirte la misma frase de nuevo... Dije que si puedes llegar a esa mesa al final de esta habitación entonces podrás salvarte ya que hay un pote de curación en esa mesa, nunca mencioné algo sobre dejarte ir ¿verdad? —Al escuchar esto, el chico del pelo verde abrió los ojos de par en par en la aflicción.
—E-Eso es tramposo no puedes hacer eso. Yo-
—Mira eso, acabo de hacerlo —Anon habló.
El chico verde de repente notó que podía usar sus poderes mágicos de nuevo.
—Jodido hijo de puta olvidaste algo... jejeje —se rió pensando que Anon ahora reflexionaría sobre por qué se estaba riendo y simplemente se levantaría y destruiría su cara con un solo golpe de su hechizo y salvaría a los otros dos.
—Hmmmm...?
—En nombre de la diosa Kara... te impartiré justicia [Bomba de Fuego] —dijo mientras levantaba su mano hacia Anon.
Pero de repente aparecieron 4 puñales alrededor de su cuello listos para cortarlo si decía alguna otra palabra o incluso se movía del lugar.
Cuatro ogros lo miraron con la sangre en el ojo ya que todos querían cortarle el cuello en ese mismo instante.
Al ver esto, retiró su hechizo.
—O-Ogro... así que tú eres por quién están trabajando.
—Sí, todos son mis esclavos y míralos cumpliendo con su deber como buenos sirvientes.
—¿Qué quieres ahora? —preguntó a Anon.
—Hmm... Déjame pensar. Oh mira lo que encontré en mi bolsillo, otra poción curativa —dijo Anon mientras sacaba otra poción curativa de su bolsillo y la colocaba en la misma posición en la que estaba la anterior.
—Juguemos de nuevo —dijo con una sonrisa sádica.
—No... No.... Nooooooooooooo —con una expresión sombría el chico del pelo verde gritó.
3 horas más tarde...
*Stab*
—Ahhhhh... mierda.
—Bébela.
—No lo haré, solo mátame.
—Hmm... ¿por qué debería?
—Te diré todo lo que sé y todo lo que tengo, por favor, solo mátame, te lo ruego —dijo mientras el sudor le caía por todo el cuerpo y suplicaba por la muerte.
—¿Cómo te llamas?
—Paul.
—Paul... dime, ¿por qué te enviaron a vigilarme?
—Parecías sospechoso con esa mujer noble de aquel entonces y un puro también.
—¿No hay otra razón?
—No.
—Bien... Acábenlo —tan pronto como Anon dijo esas líneas, un puñal atravesó su nuca que vino de las sombras y lo mató en segundos.
—Limpia el cuerpo... hablaré con la próxima persona —sin ningún retraso su cuerpo parecía como si la tierra simplemente lo hubiera tragado y desapareciera.
Tomando una silla, Anon se sentó frente al viejo mayordomo y preguntó.
—¿Así que darás las respuestas de manera obediente o...? —Anon preguntó.
—... ¿o qué? ¿Me romperás como a él? No soy un chico tan débil —dijo mientras miraba hacia otro lado y sus viejos cabellos plateados brillaban.
—¿Actitud de nuevo? —Anon preguntó.
—Soy el mayordomo de una familia real y no me rendiré incluso si muero, pequeño monstruo.
—Bueno, ya que no hablarás... alguien más lo hará. Diana, tráelos adentro —Anon habló mientras sonreía hacia el mayordomo.
[¿A quién está llamando Anon?]