—¿Kyle Marshall?
Lesley miró al joven que acababa de llegar para salvar a los Chamanes. Al ser desencadenada su emoción, liberó un aura maligna del Dios de la Muerte y el caos de la Ira.
Sin embargo, en vez de confirmar su identidad, el joven, que llevaba el nombre de alguien que se creía muerto desde hacía tiempo, levantó su mano.
Una onda de energía purificadora emanó de él, el poder resonaba con la esencia misma del equilibrio y el orden.
Barrió el campo como un viento limpiador, disipando las energías caóticas del poder de la Ira y la maldición que emitía el Aura del Dios de la Muerte.
Los Místicos y Chamanes observaron asombrados cómo se retraía la miasma oscura.
Su esperanza fue reavivada por este salvador inesperado.
—¡Nuestro Salvador!
—¿Es acaso un Sacerdote Santo? —preguntó uno con esperanza.
—¡Debe de ser el joven Santo de la Iglesia de la Diosa de la Fortuna! —exclamó otro.