Denise recordó que esta persona también era uno de los representantes que había traído al Castillo hace unos días.
Si no se equivocaba, su nombre era Señora Eve de la Hermandad de la Serpiente Escarlata. Anteriormente, esta mujer llevaba un vestido rojo que se ajustaba a su cuerpo y un colgante de serpiente colgando de su cuello.
Denise consideró a la Señora Eve con curiosidad, ya que no podía creer que Vale le permitiera quedarse tanto tiempo.
—Creo que ya pasaron dos días. Pero, ¿por qué sigue aquí? ¿Será este el tipo de mujer que le gusta a Vale? —reflexionaba Denise mientras observaba a la Señora Eve.
Aun seguía siendo bastante seductora, aunque ya había cambiado su vestido por otro más cómodo cubierto por un largo abrigo.
—Eve, ¿correcto? —Denise saludó con voz serena.
Después de ver que Eve asentía, continuó.
—No pensé que todavía estarías aquí.
—El Inmortal encontró nuestra propuesta favorable —Eve respondió, su tono teñido de un dejo de triunfo.
