La imagen del Dragón y la imagen del Escudo Dorado que habían aparecido detrás de los dos Arcanistas hechizaron a la multitud que presenciaba el duelo.
—Hermoso… —Ceres no pudo evitar apreciar el Aura de ambos luchadores. No todos los Maestros del Aura eran capaces de manifestar una imagen de su Aura.
Como mucho, podían hacer tangible su Aura como Energía Arcana, pero para que se formara una imagen, se requería un nivel superior de maestría e incluso cierta mutación en la fisiología del Practicante de Artes de Combate.
—Así que esto es la cima de los Artistas del Combate… —reflexionó Miya, ya que había visto a muchos Practicantes de este Camino Arcano, pero los consideraba solo como humanos mejorados.
Debido a su débil Aura, ni siquiera podía considerarlos correctamente como Arcanistas debido a lo limitados que podían ser.