Una señora en sus treintas se despertó debido a la extraña fluctuación de Energía Arcana cerca del pueblo donde se hospedaba.
Tenía una tez clara y rasgos delicados. Su largo cabello rubio estaba trenzado y colgaba sobre su hombro. Llevaba un sencillo vestido blanco mientras yacía en su cama.
Debido a la amenaza que sentía por esas ondas de Energía Arcana, instintivamente sostuvo el bastón que la ayudaba a sentir su entorno. Claro, también era un arma en caso de que necesitara luchar.
La habitación en la que vivía era pequeña y acogedora. Tenía una cama de madera, una mesa, una silla y un armario. Había una ventana que dejaba entrar algo de luz y aire fresco. La habitación estaba decorada con algunas flores y velas que ella podía oler.
Aunque era ciega, aún así miró hacia la ventana como si pudiera ver lo que estaba sucediendo afuera…
—¿Qué está pasando? —murmuró.
Su nombre era Fe.