Eustace no notó sus reacciones ya que estaba demasiado centrado en lo que tenía delante.
Al llegar al segundo piso, el bar que había mencionado Hilma entró en su campo de visión.
La atmósfera del piso era distinta, con un aire de exclusividad y sofisticación que lo separaba de la ajetreada actividad de abajo. Los ojos de Eustace recorrieron la habitación, buscando al barman que pudiera ayudarlo a conectarse con la Casa de Subastas.
En ese momento, notó que el segundo piso del Club de Oro era efectivamente más exclusivo y menos concurrido que el primer piso. La habitación exudaba un ambiente de lujo, similar a un club nocturno de alto nivel con bebidas caras...
Acercándose al barman, Eustace no perdió tiempo en expresar su deseo de vender sus objetos místicos en la Casa de Subastas. El barman, que estaba diligentemente limpiando un vaso, entrecerró los ojos mientras observaba a Eustace por un momento antes de responder.
