—¿Quién eres? —preguntó Vale, su mirada recorriendo la habitación en busca de la mujer que había hablado. Sin embargo, no había nadie a la vista. La voz parecía hacer eco desde todas direcciones, como si perteneciera a una presencia etérea.
A pesar de no ver a nadie, Vale sabía que no estaba alucinando, así que siguió buscando usando su Zona Mágica del Estado de Fantasma, Visión Espiritual y Sentido Divino.
—Soy el dueño de esta Torre. Deja de buscarme... —respondió la voz, su tono llevando un atisbo de misterio y autoridad.
—Está bien... —Aceptando la naturaleza enigmática de la situación, Vale cesó su búsqueda de la figura escurridiza. —De acuerdo, Maestro de la Torre... ¿Cuál es el siguiente desafío entonces? ¿Es encontrarte o escapar de esta habitación?
—No, no tienes que encontrarme ni escapar de esta habitación. Este es el décimo piso, un lugar destinado a sellar mi alma —respondió la voz.