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Dentro de la arena, los vítores y aplausos del público resonaban en el aire, alimentando la adrenalina de los competidores con su entusiasmo.
Las nobles familias, ataviadas con sus mejores galas, observaban con gran interés, con altas expectativas por los estudiantes de sus respectivas academias.
Sin embargo, su atención también se dirigía hacia la plataforma central, donde residía el Primer Príncipe del Reino, Oliver Millton. Ataviado con una lujosa túnica de rojo y oro, ocupaba el máximo honor dentro de la arena.
A pesar de su prestigiosa presencia, el Primer Príncipe optó por no pronunciar un discurso. En cambio, permitió gentilmente que los organizadores del evento procedieran, prestando atención a sus anuncios y directivas.