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Val no celebró de inmediato, ya que no quería llevarse una decepción demasiado grande.
Continuó con sus experimentos y usó el Amuleto como catalizador. De hecho, amplificaba sus capacidades físicas y espirituales, permitiéndole fortalecer su Cuerpo Incorruptible...
Sin embargo, su intuición era correcta. Pronto se dio cuenta de un problema.
—Qué lástima... —Una sonrisa irónica cruzó la cara de Val mientras completaba sus experimentos.
El Amuleto, aunque poderoso, era inherentemente limitado. Solo podía ayudarlo a alcanzar el reino intermedio, un nivel que ya había superado.
No obstante, también se dio cuenta de que el Amuleto de Obsidiana ayudaba mucho mejor a su Estado de Fantasma que su Amuleto Protector.
Por ello, no sintió que fuera un desperdicio. Decidió continuar su Entrenamiento de Estado de Fantasma dentro de los límites de la Sala de Práctica.
¡Clink!
Después de un tiempo, Val abrió su reloj de bolsillo y miró la hora.