Denise seguía meticulosamente cada paso del ritual, sus manos firmes y precisas mientras manejaba los sacrificios que había preparado.
Cuidadosamente arregló las velas y otros ítems, asegurándose de una alineación perfecta en el Círculo Mágico.
Las velas parpadeaban, lanzando sombras danzantes que parecían reflejar la propia determinación de Denise. Sus ojos centelleaban con una mezcla de emoción y reverencia mientras se preparaba para adentrarse en lo desconocido.
Con un aliento contenido en anticipación, Denise entonó la oración ritual.
—Oh, puertas gloriosas que conducen al mundo espiritual, sagrado tejedor de la sociedad del alma, guardián sin nombre de los heraldos, como una seguidora devota de la eterna oscuridad, te imploro humildemente que me concedas el paso.
—En este solemne momento, busco abrir las puertas, para convocar a un espíritu oscuro de tu reino, uno que desee amistad y parentesco conmigo.