—¿Qué era lo que querías hablar conmigo? —preguntó Wolfe mientras admiraba la artesanía que implicaba la puerta oculta de la Guarida.
—Trabajar con el resto de las Brujas para construir su potencial. Si tuviéramos tantas brujas entrenadas y todas al nivel de un oficial militar senior, podríamos repeler cualquier cosa que viniera en esta dirección, incluso la Marea de Monstruos y el Ejército Mundano —explicó Nia.
Veinte de ellas ya podían hacer eso, al menos cuando estaban preparadas de antemano, así que ocho veces esa cantidad era una propuesta bastante tentadora en la mente de Wolfe.
—Deberíamos asegurarnos primero de que todas quieran quedarse aquí. No sirve de nada fortalecerlas si van a irse, ya que no sabemos cómo van a tomar la noticia los Conventículos una vez que se den cuenta de que muchas de nosotras no planeamos regresar.