Leo entró en la tienda. Vio a una señora en el mostrador al final de la tienda. Ella lo vio acercarse. Miró su condición y frunció el ceño, pero no dijo nada. Llegó al mostrador.
—Hola. Soy Leo. —Se presentó.
—Hola, Leo. Soy Adira. ¿En qué puedo ayudarte hoy? —respondió ella. Aunque visiblemente no estaba interesada en ayudar a Leo, igual lo trataba como a un cliente regular.
—Estoy buscando una casa pequeña en el Distrito del Común para alquilar. ¿Tienen alguna casa que pueda alquilar por alrededor de 2000 monedas Estrella? —preguntó él.
Ella se sorprendió, pero se recuperó rápidamente.
—S-sí. Tenemos algunas casas por ese rango de precio. Puedes conseguir pequeñas cabañas con dos habitaciones y un salón, así como una cocina por ese precio. Por supuesto, todo estará apretado y las habitaciones compartirán un baño. —Le dio algunos detalles.
Él sonrió. —Eso es exactamente lo que necesito. ¿Puedo alquilar una de esas?
Adira lo miró. —Tendrás que pagar los primeros 2 meses de alquiler por adelantado o mostrar alguna prueba de ingresos para alquilar una casa.
Él se quedó impactado. No conocía este pedazo de información. Pero no quería volver y dar su dinero a la Banda Blacktooth. Así que le pidió ayuda a Adira.
—Lo siento, Adira. No tengo tanto dinero. Actualmente, tengo suficiente para un mes. Vine aquí porque Trevor dijo que podrías ayudarme. —Le explicó a Adira.
Su rostro cambió cuando se mencionó el nombre de Trevor.
—¿Trevor te envió? ¿Trabajas para él? —le preguntó. Ni siquiera pidió ninguna prueba de que en realidad conocía a Trevor.
Él asintió. —Sí, ocasionalmente. Definitivamente puedo pagar el adelanto de los tres meses durante el primer mes. Si quieres, puedo pagar el primer mes en el instante en que me des una casa.
Adira pensó por un segundo. Lo miró y preguntó, —¿Quieres ver la casa? ¿Necesito organizar un recorrido?
Él negó con la cabeza. —Para nada. Confío en ti porque Trevor dijo que eras de confianza. Solo muéstrame la casa, y puedo darte el dinero. Mientras no me estafes, seré un buen cliente.
Ella volvió a pensar. Asintió con la cabeza y se puso de pie.
—De acuerdo. Puedo mostrarte la casa y darte la propiedad. Solo espera un minuto. —Adira fue hacia atrás y trajo algunos documentos. Los colocó en el mostrador y le dio un bolígrafo a él.
—Firma estos y tendrás un contrato de alquiler. —Él firmó los papeles inmediatamente. En el minuto en que los firmó, ella los llevó de vuelta. Cuando regresó, estaba lista para llevarlo a su casa.
—Ven conmigo. —Salieron de la tienda y caminaron hacia el Distrito del Común. No estaba muy lejos de su ubicación actual. Solo tomó 15 minutos llegar allí. Llegaron rápidamente y él vio su nueva morada.
Entró en su nueva casa. Tenía un salón acogedor y dos habitaciones cómodas para dormir. La cocina estaba en la parte de atrás. Esto no era mucho, pero para él era un lujo. Inmediatamente sacó su cartera y extrajo 2000 monedas Estrella en billetes. Se los entregó a Adira.
Adira las tomó con una pequeña sensación de asombro. Estaba sorprendida de que una persona tan joven manejara tanto dinero y alquilara una casa para sí mismo.
—Gracias. ¿Hay alguna prueba de mi alquiler? —le preguntó.
—Sí. Aquí tienes la ficha y la llave del candado —dijo ella y le entregó una pequeña ficha negra así como una llave.
—¿Puedo irme ahora? ¿Hay algo más que hacer? —preguntó él.
Ella negó con la cabeza. —Estás bien para vivir aquí. Nada más. Puedes pagar el adelanto en 30 días para seguir quedándote aquí.
Leo sonrió. Corrió inmediatamente hacia las chabolas a su refugio. Estaba radiante por la buena noticia. Para entonces el sol ya se había puesto. Estaba oscuro afuera, pero las lámparas colgadas por posadas y bares iluminaban el camino.
Llegó al refugio y entró. Vio a Dafne esperándolo como la última vez que fue al bosque. Ella lo vio entrar y se levantó. Antes de que pudiera decir algo, él la detuvo.
—Empaca todo. Nos vamos de este lugar —le dijo a ella.
No había mucho que empacar, y tomaría como máximo 10 minutos hacerlo. Pero Dafne no lo hizo inmediatamente. Estaba un poco confundida.
—¿Fallaste? Todavía tenemos dos días, creo. ¿Por qué nos vamos en la noche? —le preguntó.
Él sonrió. —Simplemente haz lo que digo. Tengo todo planeado.
Dafne suspiró y se levantó. Doblo las mantas y las sostuvo. Eso era todo lo que tenían que podrían llevarse. Las únicas otras posesiones eran la bolsa y lo que había en ella.
—Sígueme, ahora —le dijo él.
Ella lo siguió como él pidió. Empezaron a caminar hacia el Distrito del Común. Mientras caminaban, algunas personas les daban miradas extrañas, pero nadie decía nada. Dafne todavía estaba confundida.
—¿A dónde vamos en medio de la noche? ¿Por qué estamos haciendo esto...
Llegaron a su destino. Estaban frente a una pequeña cabaña. La cabaña estaba en una línea de cabañas similares.
—Hemos llegado.
Dafne miró la cabaña.
—No podemos estar aquí. Los dueños llamarán a los guardias —Dafne estaba preocupada.
—No tienes que preocuparte por eso. Esta es nuestra nueva casa —dijo Leo con orgullo.
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N/D: Disculpen la lentitud. De ahora en adelante, la progresión de la historia comenzará a ser más evidente.
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