Capítulo 127 – Hombre de Florida roba calzoncillos de un hombre para oler su entrepierna
El viaje de regreso fue rápido. Como Leo tenía un destino claro, ignoró todo y viajó hacia el norte saltando y brincando.
Esen aprovechó el privilegio de tener un cuerpo pequeño al montarse en los hombros de Leo. Este último también le permitió jugar como quisiera, ya que no podía decirle que no a una niña pequeña.
Cuando regresaron, encontraron a cien unicornios del trueno en el terreno de cultivo, oliendo y comiendo los cultivos. Gato también estaba allí, y había estado gritándoles a los ponis.
—¡MIAU! —Gato estaba furiosa. Los cultivos pertenecían a Leo, y ella era la única que tenía el privilegio de robarlos. Cuando los unicornios compitieron por el botín, ella montó un escándalo y azotó sus látigos contra ellos.