Jay y June iban en silencio en la furgoneta de camino a casa.
June llevaba su medicina debajo del brazo, mientras que los regalos que había recibido de la abuela estaban en su regazo.
Una semana.
El Dr. Oh le había recomendado a June que se tomara toda una semana libre.
June no había tenido un descanso tan largo que ya una semana de vacaciones se sentía como una eternidad.
¡Podía imaginar todo el sueño que podría recuperar!
Sin embargo, al mirar a Jay, que parecía incluso más preocupado, June negó con la cabeza.
No había manera.
¡Una semana de descanso era demasiado bueno para ser verdad!
—No tienes que hacer lo que dijo el doctor —dijo June, rompiendo el silencio en el auto—. Es solo una recomendación. No es un mantra —continuó.
—Jay suspiró una vez más antes de negar con la cabeza.
—Lo sé —murmuró—. Solo estoy pensando en tu agenda para la próxima semana.