Con la mención de su verdadero nombre, Mei se volvió hacia el culpable.
Allí, vio a June parado en medio de la lluvia, su ropa pegada a su piel y su cabello casi cubriendo sus ojos.
Sin embargo, incluso entonces, no pudo encontrar en sí misma la voluntad de moverse.
June, por otro lado, sabía que tenía que correr hacia donde estaba Mei Ling y llevarla bajo la sombra.
Pero en ese momento, algo lo impulsó a quedarse quieto.
Voces.
De repente, había voces en su cabeza.
—¡Corre!
—¡Huye y escóndelo!
—¡Necesitamos salvarlo!
La mente de June se llenó de recuerdos que no eran suyos.
Era oscuro, frío y lluvioso, como el momento en el que se encontraba. Sin embargo, se sentía como si estuviera en un cuerpo diferente.
La escena actual y la escena en su mente se entrecortaban, mostrando la realidad presente y lo que parecía ser un recuerdo lejano y olvidado.
—Necesitas tomar esto —dijo una mujer, su voz joven y hermosa.