June sonrió al llegar a un edificio familiar. Después de su larga conversación con Lena anoche, decidió visitar el hospital.
Decidió tomar el autobús ya que hacía tiempo que no usaba transporte público. Afortunadamente, nadie lo reconoció y no tuvo que pasar por el problema de ser asediado.
Al llegar al hospital, las enfermeras de la sala lo reconocieron al instante, no como June sino como el hombre misterioso que venía a visitar a la Abuela de vez en cuando.
—La Abuela está descansando —dijo una de las enfermeras—. Acaba de terminar su segundo ciclo de quimioterapia, así que debe estar bastante cansada.
June asintió en señal de reconocimiento. —Sí, gracias por todo el duro trabajo.
Luego, colocó los alimentos que había traído encima de su mesa.
—Aquí tienen un pequeño detalle por trabajar tan duro —dijo.
Las enfermeras se sorprendieron, luego inclinaron sus cabezas hacia él.
—¡Muchas gracias, señor! Nos aseguraremos de disfrutarlo.
—Hmm —murmuró June—. De nada.