—¿Cómo es que nunca antes la había notado? —Jia chasqueó la lengua mientras los dos se escondían detrás de una columna ancha.
—Su presencia debe de ser realmente insignificante —susurró June.
—Bueno, ¿y ahora qué vamos a hacer? ¿Vamos a irrumpir en su habitación? —preguntó ella.
—No creo que eso sea legal —negó con la cabeza June.
—Técnicamente, seguirla tampoco es legal —dijo Jia—. ¿Lo hacemos de todos modos?
—Al infierno con eso —Hagámoslo —dijo June, llevando su mano al cabello de Jia.
Jia se quedó congelada y sintió que le venía un sangrado de nariz mientras June pasaba sus dedos por su cabello.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó ella, con el corazón palpitante.
—Necesito esto —sonrió June, sacando la horquilla de su cabeza.
Con eso, se giró y observó la zona para ver si había alguien. Una vez despejado el camino, se colocó frente a la habitación de la Chica Rancia y abrió rápidamente la cerradura.