—Gracias a Dios, eso se acabó —suspiró Jay tan pronto como la entrevista terminó.
—No podría haber soportado más esa entrevista. ¡Fue horrenda! —continuó despotricando.
Jay acababa de llegar del baño, su cara aún húmeda de haberla lavado con agua fría. Realmente sentía como si hubiera desarrollado hipertensión durante la entrevista.
Si no fuera por la bonita reportera, Jay habría terminado la entrevista antes de que siquiera acabara.
Los miembros no respondieron. En cambio, lo miraron fijamente, como si estuvieran comunicándose con él en silencio.
—¿Qué miran? —preguntó Jay, recostado contra la pared y hurgándose la nariz.
June señaló sutilmente hacia su lado derecho, así que Jay dirigió su mirada hacia donde él apuntaba.
Los ojos de Jay se abrieron de par en par cuando vio a la bonita reportera arreglando sus cosas junto a él. Ella lo miraba con los ojos muy abiertos, horrorizada.
Mientras tanto, Jay se sentía como si le hubieran echado un cubo de agua fría encima.