Sin embargo, como en las películas, no podemos escapar de los momentos amargos de la vida.
Mientras que otras personas se regocijaban, había aprendices que contenían sus lágrimas. Y quizás por eso June no podía soportar sonreír.
Uno, porque debutó como el desafortunado centro.
Y dos, porque sabía que no vería a las personas a las que había llamado amigos tan a menudo como le gustaría de ahora en adelante.
La música de fondo, llena de tensión, ahora cambiaba a una melodía melancólica, silenciando a la multitud feliz.
Todos volvieron su atención hacia el escenario circular, donde doce jóvenes aprendices estaban desconsolados.
—C-Jay —comenzó Minho, capturando toda su atención—. Tenía una amplia sonrisa en su rostro, pero había una tristeza persistente en sus ojos.
—¿Te gustaría decir algo al equipo debutante?