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Lin Zhi se sentía más orgulloso que nadie al revelar sus abdominales bien definidos al público. Las fanáticas gritaban a sus pies, alimentando su ya elevado ego.
Esta era la vida que quería vivir.
Todavía podía recordar los días en que soñaba con convertirse en un ídolo.
Verás, Lin Zhi nunca tuvo mucho mientras crecía. Nació en los barrios bajos de Shanghái, y sus padres ambos trabajaban en empleos de bajos ingresos. Tenía muchas ambiciones, pero sus padres siempre ponían excusas.
—La próxima vez, hijo mío.
—Cuando tenga éxito, te compraré algo.
—Lo sentimos, hijo. No podemos permitirnos enviarte a la escuela más.
—Solo un poco más. Podemos lograrlo.
Por esas palabras, Lin Zhi siempre cuestionó su existencia. ¿Por qué había nacido con padres que no estaban preparados para criar a un hijo? ¿Por qué otros nacían con mucho más mientras él apenas tenía algo?
La vida era jodidamente injusta.
