—Minjun, bájalo —se quejó June al entrar al apartamento de Minjun y la abuela. Entre los dos, él parecía más un niño pequeño que Minjun.
La abuela salió de su habitación, su teléfono en mano, con lágrimas corriendo por su cara.
June corrió hacia ella preocupado. —¿Pasó algo? —preguntó, buscando algún signo de lesión en el cuerpo de la abuela.
La abuela frunció los labios y golpeó suavemente el hombro de June. —¡Yo debería ser quien te pregunte eso! ¿Estás bien? Vi lo que Minjun subió.
—¿Y lloraste por eso? —preguntó June.
—Ya te dije, ¡está realmente bien! —exclamó Minjun—. También he estado aprendiendo a editar vídeos estos días, y debo decir—hice un trabajo bastante bueno.
June chasqueó la lengua y finalmente encendió su teléfono. Fue a la página de MinMin y clicó en la última publicación.
—¿Pero qué diablos? —preguntó—. ¿Por qué ya tiene más de 50,000 me gusta?
—Porque soy un genio —se jactó Minjun—. Solo míralo, bro.
