Dándose cuenta de que estaba atrapado en una especie de cúpula extraña que tenía paredes invisibles hechas de energía.
Aiden, al principio, intentó destruir lo que lo rodeaba con su daga, pero no funcionó en absoluto, seguía atrapado dentro de ella, sin poder salir.
Luego, se sentó en el suelo, tratando de pensar en una manera de escapar de esto.
El monstruo, al ver a Aiden sentarse, aprovechó esa oportunidad e inmediatamente se burló de Aiden.
—¿Ya te rindes? Te dije que la única manera de que salgas es esperar a que mi maestro venga a buscarte, ¡kekeke! —dijo el monstruo, siempre comenzando a reír después de terminar una frase, lo que molestaba profundamente a Aiden.
Viendo que el monstruo volvía a hablar, Aiden intentó hablarle nuevamente sobre ese maestro suyo, queriendo más información sobre él.
—¿Conozco a este maestro tuyo? —preguntó Aiden, su voz llena de intriga.