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Catherine urgió:
—Vamos, habla.
Portia dudó, luego reveló:
—Las respuestas de mis informantes son algo variadas, pero hay unas palabras que se mencionan constantemente: 'oeste', 'tía' y 'Aragón'.
Catherine repitió estas tres palabras, completamente confundida.
Howard se levantó y caminó hacia la ventana, contemplando el paisaje marino.
Catherine preguntó si había más inteligencia, a lo que Portia respondió que no.
Más tarde, Howard dejó la residencia ducal y cabalgó hacia el Gremio de Mercaderes de Lagusa.
Teorizaba que estos comerciantes, con su riqueza de información y experiencias únicas recogidas de viajes por doquier, podrían tener la clave de este enigma.
Esta idea era prometedora, pero la discreción era primordial.
Si este plan Castellano llegara a ser conocimiento común a través de la red de comerciantes en el continente, el valor de resolver el misterio se vería enormemente disminuido.