Kilper no le importaba lo que había pasado, ni le importaba entender por qué el Híbrido había logrado sobrevivir a su ataque. Su pensamiento era bastante simple.
—Si pudiste recibir un golpe y sobrevivir, entonces tendré que golpearte una y otra vez —Kilper colocó ambas de sus espadas, clavándolas en el suelo.
Sabiendo perfectamente qué esperar, los tres en el suelo se separaron, yendo en diferentes direcciones. Cuando miraron atrás, fue entonces cuando pudieron ver la ola de Qi en los lugares justo donde habían estado de pie en el aire.
Era la forma más pura de Qi que habían visto, disparándose hacia arriba como un túnel.
—¿De verdad pensó que seríamos tan idiotas, que caeríamos en la misma trampa dos veces? —sugirió Mada.
El gran torbellino de Qi no se detuvo allí; ahora se movía como un tornado, siguiendo sus movimientos.
