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—Hasta hace un momento, todos los estudiantes estaban enfocados en el pequeño juego que habían montado los discípulos —empezó. —Estaban hipnotizados por lo que estaban viendo, ya que los tres sin nombre no se habían rendido todavía, pero no hipnotizados de una manera buena.
—Habían visto a varios estudiantes de clanes recibir golpes y tener heridas en sus cuerpos mucho menos graves que las de los sin nombre que ya se habían rendido. Era increíble para todos ellos —continuó, mostrando su asombro.
—En la sociedad de Pagna, los sin nombre estaban en lo más bajo de un sistema de castas. Solo se les daban los trabajos más básicos. Sus familias eran demasiado pobres para enviar a sus hijos a la escuela, demasiado débiles para comprar comida para aumentar su fuerza. Debido a esto, los sin nombre nunca rompían el ciclo y siempre permanecían en la parte inferior del sistema.
