El hombre se quedó allí observando a Dame por un rato, colocando su mano en la barbilla mientras lo examinaba de arriba abajo. De vez en cuando, hacía caras dudosas que hicieron que Dame se sintiera peor acerca de su condición, y tampoco quería saber más al respecto.
Para distraerse a sí mismo y al hombre en cuestión, empezó a hacer sus propias preguntas.
—Por la forma en que estás hablando conmigo, alguien te envió. ¿Fue el Subdirector? Creo que dijo algo sobre ser parte de ese grupo también —dijo Dame.
Recordaba las conversaciones vagamente, pero tanta información se hablaba de manera dispersa aquí y allá, Dame nunca había tenido mucho tiempo para descubrir los detalles más finos sobre las cosas.
—Tienes razón —dijo el hombre mientras sacaba unas cuantas píldoras de Qi redondeadas de una bolsa que llevaba atada alrededor de su cintura. Era marrón, hecha de cuero y bastante desgastada. No le llevó mucho tiempo sacar unas cuantas.