Plon y su grupo se desenvolvían mejor ahora que podían ver a sus objetivos. Eran las mismas criaturas de antes, criaturas parecidas a perros con un capullo de flor en su espalda.
Sin embargo, cuando los perros atacaron, Plon pudo bloquear el ataque y, cuando la bestia cayó al suelo, las chicas sabían exactamente dónde estaba y a dónde iría.
Podían seguir rápidamente con más ataques con sus espadas y luego un golpe perforante con una lanza para dañarla de verdad.
—¡Sí, también conseguimos acabar con otra! —exclamó Hammy mientras se arrodillaba y comenzaba a extraer la piedra de poder.
En ese momento, el grupo estaba dentro de uno de los almacenes abandonados. Se encontraban en uno de los edificios más pequeños, que parecía más una casa.
Antes de entrar en un lugar así, uno de ellos tendría que explorar la zona para asegurarse de que estaba despejada, descubriendo que solo había una bestia dentro del lugar.
