Los magos estaban dispersos en el espacio dimensional, vistiendo túnicas de color blanco junto con el símbolo dorado en la parte superior de sus cabezas. Un par de ellos se encontraban uno al lado del otro, mientras uno de ellos utilizaba su magia del viento para apartar los escombros del edificio.
Mientras tanto, otro se había elevado en el aire, buscando ver si podía encontrar algo desde arriba, en el área que acababan de despejar.
—¡No hay nada aquí! —gritó el mago desde arriba y aterrizó de nuevo al lado de su colega.
Uno de los dos miró su muñeca, a un dispositivo tipo pulsera, y le dio un toque singular. Se abrió un tipo de mapa holográfico, y moviendo sus dedos en el aire, vio que la sección del mapa permanecía roja.
—Esta búsqueda está tomando más tiempo de lo que normalmente tarda. Parece que lo que sea que pasó aquí tuvo bastante efecto en ello —comentó el mago.
—Está bien, al menos sabemos que no hay nada de qué preocuparnos —respondió el otro.