Los días se acercaban cada vez más al momento en el que tenían que irse, y con todo llegando a su fin, quedaban solo un par de cosas antes de que necesitaran abandonar el Continente Demónico.
Con todo lo que estaba pasando, Raze simplemente sentía que mientras más tiempo se quedaran aquí, era más probable que se metieran en problemas. Al menos para Dame, él mismo estaba bastante bien ya que el nombre del Mago Oscuro se había difundido, pero no al punto en el que hubiera múltiples personas obsesivas como Alba y su grupo buscándolo.
De vuelta en la Posada, Raze había notado que Safa ahora había logrado controlar el mana a un grado aceptable. Podía moverlo y colocarlo donde quisiera en su cuerpo.
Ahora todo lo que necesitaba hacer era enseñarle un par de hechizos. Al hacerlo, lo que había hecho fue arrancar una página de un cuaderno que había tomado de la posada donde se alojaban, luego, agarrando un pedazo de roca de grafito, comenzó a dibujar lo que parecía un círculo mágico común.
