El tacto en su muñeca, Raze podía verlo, podía sentir las garras en sus manos rozando su piel. Lo sujetaban fuertemente, como si alguien intentara tirar de él, no dejarlo ir y actuar contra sus deseos, contra lo que Raze quería hacer.
—No quiero hacerlo... ¡No quiero hacerlo! —Raze repetía varias veces en su cabeza. —¡Suéltame, no me toques, no me toques! —Estas palabras se repetían una y otra vez en la cabeza de Raze.
Sin embargo, subconscientemente todavía sabía en su mente que no debía actuar aquí, delante de todas estas personas. Incluso había quienes estaban detrás de él; había demasiados testigos de todo el asunto.
Aún así, su mente iba y venía entre su pensamiento consciente y la sensación de su piel siendo tocada por otro nuevamente. Al mirar su rostro también, el rostro del hombre, estaba sonriendo.