El grupo se quedó perplejo porque parecía que la ausencia de Raze había salido de la nada para ellos. Por un momento, ninguno se movió, pensando que podrían ver a Raze. Safa incluso intentó gritar, llamando por él, pero con solo unos gruñidos, el ruido no llegó lejos.
Para evitar que Safa se esforzara más, Simyón gritó en su nombre.
—¡Raze! —gritó Simyón—. ¡Raze! —gritó de nuevo, pero no hubo respuesta alguna.
—Quizás deberíamos hacer lo que él dijo —dijo Dame, tratando de romper el incómodo silencio—. Creo que Raze es una persona que piensa antes de hablar y él dijo que debíamos seguir adelante, lo que significa que definitivamente nos encontrará de vuelta en la academia.
Esto no eran solo palabras dichas para darles confianza a los demás; esta era la honesta verdad. Dame sabía que a Raze todavía le quedaba mucho por hacer y además, sin él, ¿qué se suponía que debía hacer? Luego se quedaría atrapado aquí, tratando de encontrar una manera de salir de toda la situación.