Una figura se encontraba al borde de la plataforma en descomposición, su silueta bañada en las sombras desmoronándose del dominio Obliteri.
La fría e inexpresiva mirada de Maera Nihilus barrió el paisaje, observando cómo las estructuras se descomponían y reformaban en un ciclo interminable.
Su presencia se sentía como un susurro silencioso de inevitabilidad, como si el mismo mundo estuviera al borde del colapso bajo su voluntad.
Un disco esférico flotaba silenciosamente sobre su mano, consumiendo pequeñas partículas de escombros que flotaban demasiado cerca.
Desde atrás, un sirviente se acercó cautelosamente. Su voz era vacilante pero respetuosa. —Apex Nihilus, los ancianos esperan su decisión respecto al Nexo Veriataga.
Maera no se giró para enfrentarlo. Sus fríos ojos blancos permanecían fijos en el horizonte que se derrumbaba, su voz distante. —El Nexus... qué reunión más intrascendente.