La mirada de Zeras recorrió la habitación, observando a los oficiales de la EIA que estaban sentados tan alto y que quedaron sin palabras por unos segundos.
—Um, ¿por qué tienen que sentarse tan alto? —se preguntó.
—Este joven ha visto a los Oficiales, pero sé muy bien que los he ofendido a todos... —dijo Zeras mientras automáticamente se arrodillaba con una rodilla.
—Oh, ¿de qué manera nos has ofendido? —preguntó El Hombre en la mesa más alta y frente a él con una expresión interesada en su rostro.
—En el camino a la misión, fui descuidado y terminé estrellando la nave espacial... —dijo Zeras con una expresión abatida.
—Oh, sobre eso no fue tu culpa. ¿No es culpa de la criatura Abisal?...
—No, es mi culpa. Podría haber sido más cuidadoso. En segundo lugar, el oficial me pidió que me quedara quieto en el bosque y no saliera, pero desobedecí, rompí una orden de un oficial... —dijo Zeras provocando que las expresiones de los oficiales se endurecieran.
