—Lamento que hayas sentido que hablábamos por encima de ti —dijo finalmente. Sasha solo esperó, ya que era obvio que Kyelle estaba a punto de decirle por qué. —No intentábamos ocultarte nada, solo... solo ser sensibles. Tú eres... especial para Zev. No quería darte ninguna razón para cuestionar eso.
Un peso de plomo apareció en el estómago de Sasha. Tragó saliva. —¿Por qué... cómo podrías?
—No lo haría —se apresuró a decir Kyelle—. Pero Zev y yo somos... éramos cercanos. Y Yhet era consciente de eso. Me estaba advirtiendo que tú eras a quien había oído mencionar tanto. Estaba tratando de proteger mis sentimientos.
Los ojos de Sasha se cerraron. —¿Eras una de sus parejas de cría? —preguntó, sintiendo revuelo en su estómago.
—¿Qué?! ¡No! No puedo aparearme con Zev, la descendencia sería... —Kyelle tembló y su mano se agitó levantándose del sofá—. No, eso no es lo que quise decir —finalizó finalmente.