—Hola —dijo a la mujer—. Es un placer conocerte —extendió una mano.
La mujer tardó un momento en apartar la vista del rostro de Yhet, pero cuando lo hizo, se secó las manos en el delantal que llevaba sobre largas y gruesas túnicas antes de tomar la mano de Sasha de una manera que indicaba que sabía cómo dar la mano, aunque no estaba muy acostumbrada a hacerlo.
—Yo... buenos días, Sasha —dijo, claramente desequilibrada—. Nunca imaginé... bienvenida a Thana.
—Gracias —dijo Sasha, y luego se volvió hacia Yhet, quien aún observaba a Kyelle cuidadosamente.
—¿Zev ha vuelto? —preguntó Kyelle en voz baja, como si temiera la respuesta.
Yhet asintió. —Justo esta mañana. Los encontré a él y a Sasha fuera de la cueva.
—Mierda, ¿eso fue lo que causó todo el rugido y ladrido? Pensé que los Alfas estaban peleando de nuevo.
—No, desafortunadamente, ese fue Xar... declaró a Zev un paria.