—Un ruidito se escapó de su garganta mientras su cuerpo respondía al frenético beso de Zev. Lo necesitaba. Lo necesitaba desesperadamente. El impulso en su interior... pero estaba sangrando y había mujeres y
Zev rompió el beso, con los hombros alzados, pero apoyó su frente en la de ella —Joder, Sasha —Se aferró a ella, con los dedos temblando.
—Lo sé —susurró ella, acariciando su rostro e intentando aliviar su propia necesidad imperiosa.
Él seguía acariciando su cabello, dibujando líneas que hacían cosquillas en su cuero cabelludo —Vamos a hablar con los hombres en un segundo —dijo él, con voz baja y ronca—. Solo necesitaba un minuto contigo.
—Yo también, yo también —suspiró ella. Él la envolvió con sus brazos y ella se dejó caer en su pecho, un temblor sacudiendo su cuerpo de cabeza a pies.
—Sasha... —dijo él nerviosamente—, ¿Te... hicieron daño?
—No lo sé —susurró ella sinceramente.