Ian creía que era el mejor ocultando su expresión, contradiciendo sus emociones, pero quién sabe si al ver sus mejillas tornarse un rosa brillante hasta la punta de sus orejas, podría contener su sonrisa. Elisa esperaba a que él hablara y notó a un hombre caminando hacia ellos con prisa. Por el color grisáceo de su cabello, percibió de lejos que el hombre era Dalton Lone. Hablando de Dalton Lone, su apellido le recordaba a alguien. Se sentía como si hubiera oído el nombre antes en algún lugar.
—Lord Ian —Dalton llamó y ofreció una suave sonrisa a Elisa cuando notó a la dama de brillante cabello rojo de pie al lado del señor.
—Pareces apurado —señaló Ian, devolviéndole la atención al hombre quien miraba a Elisa.
—El señor Anderson me pidió que lo llamara a vuestra señoría. Parece que encontró una pista en una de las casas quemadas —Dalton terminó sus palabras extendiendo su mano en un gesto indicando que les mostraría el camino hacia la casa.