Ian podía recordar el dolor de su madre, toda la humillación que tuvo que soportar, y cada vez que recordaba el momento final de su madre, la ira se encendía. Una profunda rabia se arrastraba como una serpiente venenosa a través de su corazón.
—Lo estoy —respondió Ian, ofreciéndole una sonrisa, pero en alguna parte Elisa podía ver que su sonrisa no era completamente alegre y podía entender su razón—. Solo tenía algunos recuerdos nostálgicos pasando por mi mente ahora. Algunos que son buenos y otros que siempre impulsarán mi enojo. ¿Sabes lo que el hechicero oscuro quería hacer era traer a los muertos a la vida? —le preguntó entonces.
Elisa, al escuchar su pregunta, parpadeó y se apresuró a preguntar:
—¿Trabajarás con el hechicero oscuro para traer de vuelta a tu madre?