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Raine recogió su cabello detrás de las orejas y se arrodilló justo detrás de la puerta, se concentró en los ruidos resonantes dentro, pero no pudo captar ni una sola palabra del otro lado.
Todo lo que escuchó fue un zumbido que no significaba nada en absoluto. Quería saber qué es ella y qué quiso decir Belinda con lo que dijo sobre ella antes. Pero, no podía hacerse a sí misma pedir a Torak que la dejara entrar, todavía no tenía ese tipo de valentía para pedirle nada.
Pero, la curiosidad se apoderó de ella. Y ahí estaba ella, tumbada boca abajo en el frío suelo con tal de descubrir de qué se hablaba dentro de la habitación.
Desafortunadamente para la chica curiosa, la puerta era demasiado gruesa para permitirle oír y averiguar sobre la información que buscaba.
Para entonces, había estado en la misma posición con su cabello negro esparcido por todo su rostro y suelo durante quince minutos sin resultado.