Se tragó en seco. Su cuerpo tembló. Era como si la estuviera grabando en su memoria.
—¡Fóllame!
—Él dijo, "Para que quede claro, nunca he tocado a Lillete". Ella yacía inmóvil bajo su mirada sin preocuparse por lo que acababa de decir. "Eres la persona más hermosa que he visto en mi vida, Ana", dijo. "Cuando te miro, es tan... doloroso".
Íleo inclinó su cabeza hacia su rostro y rozó sus labios sobre los de ella antes de exigir explorar su boca. Una vez que ella abrió, la besó apasionadamente. Él gimió dentro de ella.