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Anastasia caminaba hacia la mujer más cercana y vio que tenía las manos quemadas. Esferas verdes de luz flotaban a su alrededor para curarla. Ella miró a Anastasia con dolor y odio en sus ojos.
—Lamento mucho que estés en esta condición —murmuró Anastasia.
—¡Todo es por tu culpa! —ella espetó con voz baja.
Anastasia se sentó en el taburete al lado de su cama y presionó su mano a través de la barrera. Tras una inicial reluctancia, la barrera cedió. Su mano llegó hasta las manos de la mujer. La mujer se encogió e intentó alejar su mano, pero el dolor era demasiado.
—¡Ana! —Íleo fue y se paró detrás de ella, reprendiéndola internamente por ser tan imprudente.
Anastasia las sostuvo y como si supiera lo que hacía, un hechizo vino a su mente. "Izleci jeh." Cerró los ojos y dejó que la energía que vibraba en su corazón fluyera hacia sus manos. Cuando abrió los ojos, la mano de la mujer estaba completamente curada.