—Grito del lector: Tan pronto como titulé este capítulo supe que tenía que ser dedicado a Janell_Apple. Gracias por todo tu apoyo y dedicación a mis personajes, Janell. Sé que estamos en un camino difícil aquí, pero espero y rezo porque pienses que todo valdrá la pena al final. ¡Abróchate! Y recuerda: no dejes de respirar.
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Elia
Una hora más tarde, Elia estaba hecha pedazos. Su cuerpo estremeciéndose en un dolor creciente y en intervalos cada vez más cortos. Y con cada respiración, cada gota de sudor y cada momento que pasaba, se sentía más débil, no más fuerte.
Algo estaba mal. Ella podía sentirlo. Algo estaba mal.
Tan pronto como otra contracción pasaba y finalmente podía respirar de nuevo, Elia se desplomó sobre la almohada, ya húmeda con su sudor, y gotas de las telas frías que Aymora mantenía colocando sobre su frente durante las contracciones.
Lo único que quería hacer era cubrirse con una manta y llorar.