ELIA
Cuando Brant y Behryn se fueron, ella estaba agotada y frustrada consigo misma. ¿Ni siquiera podía hablar con la gente un par de horas sin necesidad de dormir?
Cuando Reth se inclinó para levantarla, ella había querido hundirse en sus brazos, luego en las pieles, todavía en sus brazos. Pero sabía... sabía que si lo hacían, solo se quedaría dormida. Y estaba desesperada por pasar un tiempo con Reth que no estuviera lleno de miedo o tensión.
Fue un alivio cuando él accedió a quedarse en la Gran Sala un rato.
Luego él se sentó con ella, y ella casi lloró de la pura alegría de estar cerca de él, sus dedos en su cabello, su mano deslizándose arriba y abajo de su pantorrilla.
Pero luego él acurrucó su cabeza en su vientre, sujetando su cadera con una mano y la superficie plana de su estómago embarazado con la otra, y comenzó a hablar con Elreth, y Elia lloró.