—¿¡Hollhye está aquí?! —preguntó Elia rápidamente, mirando a su alrededor.
—Lo estará. La traeré mañana. Hace tiempo que quiere conocerte —respondió Behryn con una risa.
—¿Dónde ha estado todo este tiempo? —la curiosidad de Elia era evidente.
—Nuestro hogar siempre estuvo en las afueras. Mi hermosa pareja es naturalmente mucho menos… social que yo. Ella estuvo cuidando de nuestro hogar y de otros fuera de la Ciudad. Pero desde la guerra, nos hemos quedado aquí. Está ansiosa por conocerte —repitió Behryn con una sonrisa tensa, intentando parecer despreocupado.
—Dile que también estoy emocionada de conocerla. Tráela cuando quieras, Behryn. ¡No puedo esperar! —El entusiasmo de Elia era genuino, pero se vio interrumpido por un bostezo involuntario tan fuerte que su mandíbula hizo un sonido audible.